Evangelista Torricelli

 

    Evangelista Torricelli nació el 15 de octubre de 1608 en la ciudad de Faenza, Italia. Fue físico y matemático.  Debido a los escasos recursos económicos de su familia, sus padres al darse cuenta de su talento, lo enviaron con un hermano de su padre, fraile Camaldulense, para que le diera una educación adecuada. En 1624 entró en un colegio de Jesuitas de la provincia de Ravena donde estudió matemáticas y filosofía durante dos años, después fue enviado a Roma para estudiar con el fraile Benedictono Benedetto Castelli. Comenzó como secretario de Castelli pero en poco tiempo empezó a sustituirle en sus clases de matemáticas y astronomía cuando este debía ausentarse de Roma. Inspirado por los Diálogos sobre nueva ciencia de Galileo, en 1641 escribió motu gravium. Castelli, que era uno de los primeros discípulos de Galileo, al leer el trabajo de Torricelli quedó fascinado y se lo envió a Galileo al mismo tiempo que le pedía que lo empleara como secretario suyo. Tres meses después de que Torricelli se instalase con Galileo este falleció. Torricelli en lugar de volver a Roma se quedó en Florencia como filósofo, matemático y profesor de matemáticas de la academia Florentina del gran duque Fernando II.

    Un año después de la muerte de Galileo, en 1643, atendiendo a una sugerencia formulada por él, Torricelli descubrió el principio del barómetro mediante el cual demostraba la presencia de la presión atmosférica. Este descubrimiento fue posteriormente confirmado por Pascal al realizar las mismas mediciones a distintas alturas.

    Para realizar el descubrimientos, Torricelli  llenó de mercurio un tubo de 1 m de largo cerrado por uno de los dos extremos, tapó el otro extremo con un dedo y lo invirtió sobre un cubeta llena de mercurio. Sorprendentemente la columna de mercurio bajó varios centímetros, permaneciendo estática a unos 76 cm de altura. Repitió el mismo experimento varias veces y evidenció que el mercurio quedaba siempre a la misma altura.
Torricelli llegó a la conclusión de que la columna de mercurio no caía debido a que la presión atmosférica ejercida sobre la superficie del mercurio (y transmitida a todo el líquido y en todas direcciones) era capaz de equilibrar la presión ejercida por su peso.

                                                           

 

    Las explicaciones de Torricelli exponían que cuando hay mal tiempo baja la presión atmosférica, el aire pesa menos y por lo tanto su empuje es menor y la columna de mercurio desciende. Si la columna de mercurio subía significaba que estaríamos ante altas presiones, es decir, buen tiempo. Por lo tanto, el físico y matemático italiano enunció que la presión atmosférica, medida al nivel del mar, era igual a la ejercida por una columna de mercurio de unos 76 centímetros de altura y que esta presión sería cada vez menor al aumentar la altitud.

Torricelli nunca llegó a publicar estas conclusiones, ya que se entregó de lleno al estudio de la matemática pura.

    Años más tarde se nombraría la unidad de presión torr en su memoria. Un torr equivale a un milímetro de mercurio.

 Torricelli mediante su dedicación a la matemática y la física realizó otros descubrimientos que no son tan conocidos, entre ellos está el principio que dice que “si una serie de cuerpos están conectados de modo tal que, debido a su movimiento, su centro de gravedad no puede subir o baja, entonces, dichos cuerpos están en equilibrio”. Descubrió también que la envolvente de todas las trayectorias parabólicas descritas por los proyectiles lanzados desde un punto con igual velocidad, pero en direcciones diferentes, es un paraboloide de revolución.

    Enunció el teorema que conocemos hoy como Teorema de Torricelli, a partir del cual hizo factible el cálculo del caudal de salida de un líquido desde un orificio, el cual dice que, “la velocidad del chorro que sale por un único agujero en un recipiente es directamente proporcional a la raíz cuadrada de dos veces el valor de la aceleración de la gravedad multiplicada por la altura a la que se encuentra el nivel del fluido a partir del agujero”.

                                                                    

    Además realizó importantes aportaciones y mejoras al telescopio y al microscopio, fabricó muchas lentes grabadas con su nombre, algunas de ellas aún se conservan el museo la Specola de Florencia.

    En 1647, Torricelli fallecía en Florencia a los 39 años y en plenitud de sus facultades intelectuales, a causa de una pleuresía.